Why not?


Piensas que cortándote el pelo a la moda y cambiando el fondo de armario para que sea como en el de las revistas, las cosas cambiarán. 

Conoces gente nueva, sales más de fiesta, visitas locales que abren a la hora que muchos madrugadores se van a trabajar. Bailas hasta que se te rompe un tacón, bebes y te descalzas. Pisas charcos y aceras gris oscuro. Se te corre el rímel, qué más da. Gritos que parecen murmullo, palabras sin forma, luces. Una burbuja que te envuelve. Hablas con desconocidos sin escuchar ni sus palabras ni las tuyas propias. Te ves encaminada a la pista donde miles de personas en el mismo estado de evasión creen estarse conociendo al ritmo de un sonido estridente que no para. Es estupendo hacer amigos, agregarlos a tuenti y seguirlos en twitter. Aparecen perfiles en tu muro de gente que ni te suena. No es inconveniente para leer sus comentarios... Además, te das cuenta de que el contador de visitas engorda por momentos. Descubres que ese tipo de amigos es el que te gusta. 


Te gusta hacer esas cosas que hacen los demás. Y miras la tele. Es el más cómodo de los entretenimientos y da lugar a temas de conversación cuando nada surge.


Siéntate, coge el mando, presiona Power. Simple acto que convertirás en costumbre, así como lo hiciste con el alcohol. Así como lo hiciste al pagar un crucero por el Caribe porque te dijeron que estaba de moda; encontraste más de lo mismo, eso que haces las noches de los sábados, pero en medio del océano. Te encanta hacer más de lo mismo. Es atractivo lo impuesto como divertido. Mata la creatividad pero hace la vida más fácil.


No te creas, hay inquietud intelectual en ti. Lees.

Cada frase impacta en ti aunque no te dés cuenta, aunque no la tomes y la dejes. Formas tu ideología con todo eso y algo de razonamiento propio. Compras prensa y miras el telediario. Lees poesía y ensayo cada noche si la película que “echaban” en Antena 3 consigues acabarla antes de las 4 horas habituales.


Y un día te da por meditar. Tras haberlo escuchado en la radio, visto en la tele, leído en un magazine e incluso visto con tus propios ojos innumerables veces, caes en la cuenta de cuál es el estado usual de la sociedad actual. A personas de todas las edades en general y a jóvenes y niños en particular, les falta autoestima, tienen depresión porque no se sienten aceptados o su número de amigos en facebook está por debajo de la media.  Se desmoronan los valores morales y no hay creatividad. Te preguntas por qué. 

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Why not? 
*Con las costumbres se forja el carácter, el que determina el curso de tu vida.
*La mayoría no siempre tiene la razón

C.


Come on now stop staring at the ceiling...

Poco a poco cada momento del verano se va convirtiendo en recuerdos. Y me doy cuenta de que, al fin y al cabo, no es simplemente el hecho de que sea verano, no es el lugar, no son los planes, no es el tiempo libre.
Son las personitas. Y me encanta
 

Asentamientos urbanos a orillas del mediterráneo

Me desperté un día de estos en los que no te sientes tú y, tras cuestionarte el por qué de las leyes del universo, decides encomendarte a la soledad buscando respuestas.

Ir a la playa me inspiraba. Conduje hasta la más recóndita cala que conocía y, sin salir del coche, abrí las ventanillas y grité. Tuve la mala pata de toparme de frente a un grupo de excursionistas jubilados que me miraron como si estuviera poseída y que acto seguido comentaron “cómo está la juventud de hoy en día”. Parece ser que su plan era montar el picnic en ese lugar, así que por vergüenza, arranqué el coche y me fui. En una situación normal hubiera salido con la cabeza alta y mi orgullo me hubiera permitido sonreírles con picardía; pero no, me sentía incapaz de conectar mi cuerpo, ese que conocía de toda la vida, con mi mente, esa que parecía que aún le quedaban cosas para sorprender. Extraña sensación.

Carreterilla arriba, carreterilla abajo, llegué a la playa más concurrida que pueda existir. Una vez más sentada en la butaca del coche. Ventanillas abajo y suave brisa con un toque a crema solar factor 30.  Quizá era eso lo que necesitaba, dejar de pensar de una vez y limitarme a observar. De todos modos, no tenía nada mejor que hacer y, bien pensado, “analizar el comportamiento humano” en una calurosa mañana de agosto me ayudaría con el ensayo que pretendía escribir.


Chicas con cara de tremenda posesión que posan en la orilla agarradas de un tío de cuerpo incuestionable, familias que crean asentamientos urbanos, la abuela con su olla exprés, los nietos que juegan al tres en raya en un tablero pintado en la orilla y usan las conchas como fichas, cientos de bocadillos de nocilla para la merienda, tupperwares con sandía y ensaladas de macarrones, barrigas cerveceras, nuevos amigos que se apuntan a hacer una fortaleza de arena que no puedan derrumbar las olas, grupos mixtos que juegan a dar toques a un balón naranja de vóley, socorristas charlando por el paseo, abuelos con visera que juegan a cartas, una sombrilla que se vuela, un loco corriendo detrás de ella mientras se quema los pies, chicas que alzan los ojos de su revista para reírse de aquél tipo, un cachas marcando paquete que se pone de  cuclillas para echarse agüilla en los bíceps, y latas de Coca-Cola que se calientan bajo el sol y dejan caer las gotitas frías dejando un cerco perfecto en la arena.

C.

Me sabe a verano

Sweden IV.






Luciérnagas y Mariposas Lori Meyers


Llévame

      - Confío en ti. 
        - No deberías –sonríe.

Y de hecho ella no lo hacía, lo había dicho en voz alta tratando de autoconvencerse. No había funcionado. Subir en una moto de semejantes cilindradas le aterrorizaba, casi tanto como que le hiciera sombra un tsunami. La diferencia era que ese miedo tenía algo atrayente que se convertía en necesidad. Qué peligroso. 

Y fue.
 
De repente se vieron encaminados hacia Praga olvidando los croissants de su origen.  Y cortando el viento que se formaba, primero en las llanuras a veces pálidas del mediterráneo y luego en los túneles de árboles verde intenso y las áreas de servicio con olor a fritanga, descubrieron que no era tan difícil volar. 

El miedo se convirtió en libertad y los croissants en cafés aguados servidos en albergues perdidos. Cada nuevo olor un descubrimiento, cada pueblo adentrado en las montañas una nueva aventura. Qué romántico es todo cuando se imagina. Qué amables las intenciones. Pero cómo es la realidad, que le da por transformar los sueños. 

Los días sobre ruedas empezaban a hacerse pesados, el gusto de los cafés ya se acercaba más a la realidad de ser un trago de agua tibia, malos sustitutos de esos bollitos franceses que desayunaron en Marsella los días antes de partir. Una mochila dejaba de ser suficiente y el trayecto perdió importancia; el destino se ansiaba. Los dulces silencios pasaron a ser largos momentos de distancia. Pero no importaba. Viajar juntos tenía más valor que los momentos insípidos. Y es que, afortunadamente, no todo es como se espera. No siempre sale mejor, pero se aprende, nos sorprende.

C.

Rojo

Fresas, frambuesas, ese vestido al viento. Carcajadas, amapolas, una tarde de verano a punto de acabar. La guinda, los besos.

´



C.

Lomografía

A parte de conducir, que de momento es sólo un hobbie (aunque por poco tiempo), he encontrado algo nuevo. Algo nuevo que me encanta... 
Fotografía. Fotofrafía analógica. Lomografía.





Valencia. 
Minutitos de relax y fotografía.

Lomografía hecha con la 
Diana F+ 

 

www.lomography.es/


Sweden. II

Desde mi ventana
La luz me despierta y, no sé cómo, cada mañana se refleja en mi edredón de Ikea un arcoiris que desaparece conforme pasa el día. Hasta mañana.

Desayuno primaveral
-Té y bollitos de canela, gracias.
Necesito un desayuno que vaya acorde con el escenario

Respira

Just water
Sweet feeling


Fika
Take me away.

Sweden. I

2 de Mayo. 19:05.
Llegada al pequeñito aeropuerto de Skavsta, Estocolmo.

Ya en tierra pero aún en el avión, vemos desde las ovaladas ventanitas un cielo despejado.
Creemos que esa claridad irá relacionada con una tarde cálida de primavera.
Pero engaña. Nada que ver con el tiempo de nuestro origen.

Un paisaje verde y fresquito que acompaña a todas partes

Las cuatro estaciones en una semana. Empezando por un martes blanco...
(Afortunadamente no menos de un grado bajo cero!)


Me gusta eso de andar en calcetines por toda la casa.
Asomarme y sentir a la vez el calor de dentro y la brisa, a veces helada, de fuera.
Este fue un día de "hacer una barbacoa aunque llueva". Llovió :)



Viajes en tren. Estaciones que parecen estar en medio del bosque.
Entre árboles, los reflejos en el lago y casitas de color rojo vamos cada día hasta Södertälje o Estcolmo

Estocolmo
Paseo en barco

Claridad y color aunque se trate de un día gris :)


Nos perdimos. Bonita experiencia que valió la pena repetir


Sonrisas


C.

Stop

Todo va tan rápido que a veces me siento mal por tan solo pasear y no correr, por contemplar en vez de echar un simple vistazo, por cerrar los ojos y esperar, por poner la creatividad en off y simplemente escuchar, escuchar nada. Qué fugaz es todo. Qué pasará por la cabeza de aquél que transcurre y se choca entre la multitud, en una calle atropellada por personas que se ponen en automático y echan a volar.

Reflejo

Me gustan esas pequeñas cosas :)



Today


Clic para ampliar ;)

C.

Costums

Li agrada córrer, sense cap direcció. Anar fins on l’alé li permet i perdre’s pels carreronets dels barris antics.

Li agrada la solitud, sentir els silencis d’una vesprada de tardor.

Li agrada la mar, profunda pau que envolta tots els sentits. Arena suau i calenta, aigua que acarona i espenta, sol que besa i crema.

Li agrada estar desperta, mirar al sostre i sentir música durant hores. Fugir i amagar-se. Algunes vegades al mig dels boscos de palmeres i d’altres, baix del llit. I allí sota, treure llapis de colors per pintar els taulells de fusta que sostenen el matalàs.

Li agrada seure, amb les cames creuades, damunt la tapadora del vàter. I llegir. Tot. Però no pas històries de por.

Li agrada la història, però no.

Li agrada córrer costera avall amb els braços oberts, com si fos una avió.

Li agrada gratar-se els ulls amb els punys tancats, tot i que sàpiga en tot moment que el que viu no és un somni.

Li agrada veure als seus iaios ballar.

Li agrada dibuixar caragols quan l’espill del bany està entelat.

Li agrada escriure per després cremar els contes.

Li agrada xafar només els espais negres dels passos de vianants. I saltar a la corda amb una cama alhora que crida cançons que ningú no coneix.

Li agrada fer grans glops d’aigua i escopir-la mentre tanca els ulls i simula que és una font.

Li agrada seure al seients que miren en la direcció contrària a la que va el tren. I si en cotxe, li agrada pegar la cara al vindre perquè es quede l’empremta dels seus llavis.

Li agrada equivocar-se.

Li agrada col·leccionar llapis d’Ikea, sotagots i entrades de museus i concerts.

Li agrada caminar sota la pluja i obrir la boca quan mira cap amunt.

Li agrada obrir el frigorífic per tancar-lo sense treure res.

Li agrada escoltar música, per no pensar.

Li agrada...

Però no és pas l'única. Sap que tots som més iguals del que ens pensem.


C.

Arena entre los dedos...


- ¡Por el mar, la primavera!
¡A bordo va!

(Fragmento poema R. Alberti)



Arena entre los dedos...


Hoy. Me acompaña esta canción
Ocean Colour Scene – Sail On My Boat

El mar. Único sonido permanente y constante que escucharía durante horas...


1984 George Orwell

Un libro de los que apetece leer en verano.
Lo empecé el julio pasado y, antes de que terminaran los días de playa, lo dejé. Adrede, justo al comienzo de la Tercera Parte. No sé que tiene que me encanta y no quería acabarlo. Y ahí ha estado todo el invierno, esperando a hoy. Menos de 100 páginas y acabo.
Me parece que ésta historia me la volveré a leer más de una vez. ¡En serio! No sé qué tiene. No sé si veré la peli, a lo mejor me chafa la idea que me había hecho! De lo que estoy SEGURA que nunca se parecerá es al tv show de tele5, tan pervertido, tan asqueroso.




C.

Océano mar


"Arena hasta donde se pierde la vista, entre las últimas colinas y el mar -el mar- en el aire frío de una tarde a punto de acabar y bendecida por el viento que sopla siempre del norte.


La playa. Y el mar.

Podría ser la perfección -imagen para ojos divinos-, un mundo que acaece y basta, el mudo existir de agua y tierra, obra acabada y exacta, verdad -verdad-, pero una vez más es la redentora semilla del hombre la que atasca el mecanismo de ese paraíso, una bagatela la que basta por sí sola para suspender todo el enorme despliegue de inexorable verdad, una nadería, pero clavada en la arena, imperceptible desgarrón en la superficie de ese santo icono, minúscula excepción depositada sobre la perfección de la playa infinita. Viéndolo de lejos, no sería más que un punto negro: en la nada, la nada de un hombre y de un caballete".



Así empieza uno de mis libros favoritos: Océano Mar, de Alessandro Baricco

Dulce sabor a sal

Pieles morenas, lechosas, rosadas, negras y doradas por el sol.
Entre un paisaje de sombrillas rojas, amarillas, azules, a rayas, de Benidorm, Santa Pola, Heineken, Coca-Cola y demás sabores, se encuentra un mar de reflejos y espuma blanca que deja ver entre sus olas decenas de caras sonrientes y mojadas.

Ella sonríe sin querer mientras se repiten en su mente esas dos palabras que acaba de leer en un mensaje.
Pasea por la orilla, el agua roza sus tobillos. Le gustaría encontrarse en una playa más solitaria que aquella, pero anda ensimismada y soñadora , las voces de alrededor parecen no importarle.
Se concentra en el sonido del vaivén de las olas, cierra los ojos bien fuerte durante un instante y echa a correr en dirección sur por esa misma orilla tan transitada.
El agua ha mojado su vestido. No importa.
Corre más deprisa esquivando los caminantes hasta quedarse sin aliento. Y para. Está feliz.

C.