Océano mar


"Arena hasta donde se pierde la vista, entre las últimas colinas y el mar -el mar- en el aire frío de una tarde a punto de acabar y bendecida por el viento que sopla siempre del norte.


La playa. Y el mar.

Podría ser la perfección -imagen para ojos divinos-, un mundo que acaece y basta, el mudo existir de agua y tierra, obra acabada y exacta, verdad -verdad-, pero una vez más es la redentora semilla del hombre la que atasca el mecanismo de ese paraíso, una bagatela la que basta por sí sola para suspender todo el enorme despliegue de inexorable verdad, una nadería, pero clavada en la arena, imperceptible desgarrón en la superficie de ese santo icono, minúscula excepción depositada sobre la perfección de la playa infinita. Viéndolo de lejos, no sería más que un punto negro: en la nada, la nada de un hombre y de un caballete".



Así empieza uno de mis libros favoritos: Océano Mar, de Alessandro Baricco

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