Stop

Todo va tan rápido que a veces me siento mal por tan solo pasear y no correr, por contemplar en vez de echar un simple vistazo, por cerrar los ojos y esperar, por poner la creatividad en off y simplemente escuchar, escuchar nada. Qué fugaz es todo. Qué pasará por la cabeza de aquél que transcurre y se choca entre la multitud, en una calle atropellada por personas que se ponen en automático y echan a volar.

Reflejo

Me gustan esas pequeñas cosas :)



Today


Clic para ampliar ;)

C.

Costums

Li agrada córrer, sense cap direcció. Anar fins on l’alé li permet i perdre’s pels carreronets dels barris antics.

Li agrada la solitud, sentir els silencis d’una vesprada de tardor.

Li agrada la mar, profunda pau que envolta tots els sentits. Arena suau i calenta, aigua que acarona i espenta, sol que besa i crema.

Li agrada estar desperta, mirar al sostre i sentir música durant hores. Fugir i amagar-se. Algunes vegades al mig dels boscos de palmeres i d’altres, baix del llit. I allí sota, treure llapis de colors per pintar els taulells de fusta que sostenen el matalàs.

Li agrada seure, amb les cames creuades, damunt la tapadora del vàter. I llegir. Tot. Però no pas històries de por.

Li agrada la història, però no.

Li agrada córrer costera avall amb els braços oberts, com si fos una avió.

Li agrada gratar-se els ulls amb els punys tancats, tot i que sàpiga en tot moment que el que viu no és un somni.

Li agrada veure als seus iaios ballar.

Li agrada dibuixar caragols quan l’espill del bany està entelat.

Li agrada escriure per després cremar els contes.

Li agrada xafar només els espais negres dels passos de vianants. I saltar a la corda amb una cama alhora que crida cançons que ningú no coneix.

Li agrada fer grans glops d’aigua i escopir-la mentre tanca els ulls i simula que és una font.

Li agrada seure al seients que miren en la direcció contrària a la que va el tren. I si en cotxe, li agrada pegar la cara al vindre perquè es quede l’empremta dels seus llavis.

Li agrada equivocar-se.

Li agrada col·leccionar llapis d’Ikea, sotagots i entrades de museus i concerts.

Li agrada caminar sota la pluja i obrir la boca quan mira cap amunt.

Li agrada obrir el frigorífic per tancar-lo sense treure res.

Li agrada escoltar música, per no pensar.

Li agrada...

Però no és pas l'única. Sap que tots som més iguals del que ens pensem.


C.

Arena entre los dedos...


- ¡Por el mar, la primavera!
¡A bordo va!

(Fragmento poema R. Alberti)



Arena entre los dedos...


Hoy. Me acompaña esta canción
Ocean Colour Scene – Sail On My Boat

El mar. Único sonido permanente y constante que escucharía durante horas...


1984 George Orwell

Un libro de los que apetece leer en verano.
Lo empecé el julio pasado y, antes de que terminaran los días de playa, lo dejé. Adrede, justo al comienzo de la Tercera Parte. No sé que tiene que me encanta y no quería acabarlo. Y ahí ha estado todo el invierno, esperando a hoy. Menos de 100 páginas y acabo.
Me parece que ésta historia me la volveré a leer más de una vez. ¡En serio! No sé qué tiene. No sé si veré la peli, a lo mejor me chafa la idea que me había hecho! De lo que estoy SEGURA que nunca se parecerá es al tv show de tele5, tan pervertido, tan asqueroso.




C.

Océano mar


"Arena hasta donde se pierde la vista, entre las últimas colinas y el mar -el mar- en el aire frío de una tarde a punto de acabar y bendecida por el viento que sopla siempre del norte.


La playa. Y el mar.

Podría ser la perfección -imagen para ojos divinos-, un mundo que acaece y basta, el mudo existir de agua y tierra, obra acabada y exacta, verdad -verdad-, pero una vez más es la redentora semilla del hombre la que atasca el mecanismo de ese paraíso, una bagatela la que basta por sí sola para suspender todo el enorme despliegue de inexorable verdad, una nadería, pero clavada en la arena, imperceptible desgarrón en la superficie de ese santo icono, minúscula excepción depositada sobre la perfección de la playa infinita. Viéndolo de lejos, no sería más que un punto negro: en la nada, la nada de un hombre y de un caballete".



Así empieza uno de mis libros favoritos: Océano Mar, de Alessandro Baricco

Dulce sabor a sal

Pieles morenas, lechosas, rosadas, negras y doradas por el sol.
Entre un paisaje de sombrillas rojas, amarillas, azules, a rayas, de Benidorm, Santa Pola, Heineken, Coca-Cola y demás sabores, se encuentra un mar de reflejos y espuma blanca que deja ver entre sus olas decenas de caras sonrientes y mojadas.

Ella sonríe sin querer mientras se repiten en su mente esas dos palabras que acaba de leer en un mensaje.
Pasea por la orilla, el agua roza sus tobillos. Le gustaría encontrarse en una playa más solitaria que aquella, pero anda ensimismada y soñadora , las voces de alrededor parecen no importarle.
Se concentra en el sonido del vaivén de las olas, cierra los ojos bien fuerte durante un instante y echa a correr en dirección sur por esa misma orilla tan transitada.
El agua ha mojado su vestido. No importa.
Corre más deprisa esquivando los caminantes hasta quedarse sin aliento. Y para. Está feliz.

C.